Umbral en el desierto

Un poemario de Víctor Morales Orfebre

Sus alas contraídas se sueltan vacías para abrirse definitivas y acercarse al umbral, puerta material hacia otra parte que le espera para hacer aquella ave del inicio, la nave natural, el fénix de su delirio. Acabaronse las patas asidas a la soga y verán como sus alas bogan sobre el mar que es su ventana sensacional. Aquel hombre malherido, triste, más, jamás cansado, aquella ave pensativa… Aquellas alas, manos que conversan a solas con el metal, ese ser, esa alma vuelve a existir, alma diamante, hoy te asomas radiante.


Ave Fénix de tu nuevo mundo, Víctor; ave de humo que sales invicto aún cuando te hayas hecho sabio. Hugo, suelta el yugo y saltas ya como un hombre sin conflicto. ¡Bravo al destino! Habemos aquí un señor pleno y distinto, una ave serena y de instinto, alabado sea su destino hecho de factura fina, de palabra creadora y mano amable y soldadora. Al hombre renacido le regalo un turbante y una alfombra y que vuelve sobre toda la costa, es el mar toda su estola y le mira sonriente y con una corona para su paso de caballero con manos ya nunca más solas.

Pauline Le Roy


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *